
Un viaje a Uganda con Kampire Bahana
Por: César Londoño
A medida que se aleja de Kampala, capital de la república de Uganda, la carretera que lleva a la ciudad de Jinja se hace cada vez más difícil de circular y más cuando la lluvia no amaina sobre la región desde hace varios días, Arlen Dilsizian conduce su viejo Land Rover Santana a la máxima velocidad posible, el académico griego-armenio afincado en Kampala desde hace años y director del sello Nyege Nyege Tape, necesita llegar urgentemente, antes de que se haga de día, hasta el viejo resort abandonado junto al nacimiento del Nilo en pleno lago Victoria, en donde tiene lugar una fiesta clandestina del sello. Los teléfonos móviles han estado prácticamente inservibles en las últimas semanas. Unas horas antes en el pequeño despacho que Dilsizian tiene en el viejo almacén donde funciona el Nyege Nyege Tape en Kampala, recibía un importante correo electrónico, procedente de Los Angeles, en el cual el artista norteamericano Diplo, le comunicaba su interés por incluir a la dj y activista Kampire en el Showcase que el dj presentará en la próxima edición del festival Sónar de Barcelona en 2018 en compañía de otros músicos africanos.
Kampire Bahana originaria de Zambia ha sido durante mucho tiempo la residente del club Tilapia uno de los mejores lugares nocturnos de Kampala y lugar que dio origen al sello Nyege Nyege Tape que, desde 2013 empezó a organizar en el Tilapia las llamadas Boutiq Electroniq, unas fiestas en las que se pincharían músicas de toda África mezcladas con house, techno y grime. Estas fiestas empezaron a mover la escena local hasta tal punto de convertirse en el lugar de encuentro entre productores y djs y que ayudó a dar forma a la escena de música electrónica en África oriental, además de crear un espació underground de reunión para los colectivos LGTBIQ y feministas, fuertemente represaliados por el gobierno de Uganda.

La noticia toma por sorpresa a la joven artista ugandesa en pleno set a altas horas de la madrugada. Sin pensarlo dos veces interrumpe abruptamente su actuación y regresa de inmediato a la capital, sabe el reto que significa presentar su música en Europa y la ventana que representa un festival como el Sónar, no tiene tiempo que perder y necesita encerrarse cuanto antes en su pequeño e improvisado estudio de la avenida Essex en donde la espera su viejo controlador y un Virtual DJ en su ordenador portátil.
Kampire al igual que la mayoría de los djs africanos, es autodidacta, pero su amor por el baile y la constante investigación por los ritmos de la región la han convertido en una de las mejores artistas emergentes, viajando fuera de Uganda para tocar en festivales en Burkina Faso y la República Democrática del Congo.
Estar en el Sónar es una oportunidad única de presentar en Europa el set de música africana heavy-bass de Kampire que ha puesto a hervir los guetos del este del África y de llevar al viejo continente el Nyege Nyege ese impulso repentino e incontrolable de moverse y bailar sin parar.
Tras meses de preparación finalmente llega el día, Dilsizian pasa a recogerla en su viejo jeep, les espera un largo viaje de más de 9 horas por una maltrecha carretea hasta la ciudad de Entebbe al sur del país, donde cogerá un vuelo que la llevará a Kigali, capital de Ruanda y de ahí otro hasta Doha en Qatar, donde hará conexión para viajar directamente a Barcelona. A pesar de lo largo del trayecto y del cansancio que conlleva la joven y hermosa dj ugandesa, no puede parar de pensar en los miles y miles de hermanos africanos que hacen el mismo trayecto, pero por tierra y en condiciones deplorables para alcanzar el sueño de una vida algo mejor. A pesar de su juventud, lleva años trabajando duro y sabía que llegaría el día de estar en escenarios importantes a nivel mundial, de mostrar al mundo la belleza y el colorido de un continente que bulle.
Barcelona junio de 2018