El señor de los Monos

El señor de los Monos

Fotograma de la película colombiana Monos de Alejandro Landes

Por: Chucky García

Si bien la han llamado “la nueva Apocalipsis Now”, un piropo de peso, en todo caso, más aún cuando se celebran 40 años de aquella obra maestra del director y productor Francis Ford Coppola; la película colombiana Monos, que el 15 de agosto llega a salas, es mucho más cercana a El Señor de las Moscas, la también célebre novela de postguerra de William Golding publicada 65 años atrás.

No son en todo caso las únicas dos lecturas que se pueden hacer o que el espectador encontrará, y había que hacer un alto y abrir este paréntesis para decirlo: la nueva película del joven director Alejandro Landes se presta para muchas otras interpretaciones o sugestiones. Y todo por la forma en que está planteada y narrada, así como por su estética, música, diseño de sonido y cinematografía.

En ese sentido, una de las películas más ambiciosas del cine colombiano en los últimos tiempos. Una aventura de guerra de unos adolescentes sin género definido, de sexualidad desinhibida e inocencia salvaje; que sin una posición histórica frente al conflicto armado en Colombia o sin un discurso frente al mismo bien podría llegar a ser hasta el primer filme de posguerra del país. Algo así como una visión de la guerra luego de la guerra, siendo la guerra algo que lamentablemente se convirtió en una respuesta automática a nuestra incapacidad histórica de reconciliarnos con el otro y con lo diferente.

Monos una visión de la guerra luego de la guerra

Una película para todos pero especialmente para el público más joven, Monos no solo está protagonizada por jóvenes sino por una aventura de guerra atemporal, en la que no es posible saber en todo caso de qué lado están sus personajes y en la cual la presencia del Estado no es más que una sombra que sobrevuela y los aturde pero a la cual no le temen.

Una ficción contada desde unos parajes y locaciones naturales absurdos, y que gracias a la forma magistral en que están unidos desconfigura y a la vez crea un nuevo mapa de nuestro territorio o de lo que creemos saber de este. Por eso Monos también permite descubrir un país como no nos lo habíamos imaginado y vivir, a través de la gran pantalla, una guerra como aún no la hemos vivido, desde la rebeldía, sensibilidad, apatía y miedos de estas nuevas generaciones, sin dejar que sus deseos, sueños, visión del amor y el mundo se queden por fuera de su ágape. 

En una de sus escenas, como en una especie de festival Burning Man en el páramo de Chingaza, los Monos, sus protagonistas, una cuadrilla tan joven como una patrulla scout pero armada hasta los dientes y a cargo de una secuestrada y una vaca lechera; celebran que están vivos y que quizás mientras su mundo esté blindado por fuego nadie podrá hacerles daño. La felicidad de este momento no durará mucho, en todo caso, y pronto el cañón del Río Samaná se encargará de sacudirlos y apagar la chispa de su utopía. 

Trailer oficial de Monos

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