
Cuando el baile salió del club
por: Press Riot
Al frente del escenario, miles de Clubbers disfrutan al ritmo atronador de Vitalic, detrás y donde nadie los ve, un grupo de personas bailan ocultas los últimos minutos del Dj Set del francés. Es la hora del disfrute máximo y en este punto las cosas solo pueden ir hacia mejor. Son las 4:30 de una cálida madrugada y Marea Stamper llega caminando al backstage del SónarPub, donde en poco menos de media hora dará la estocada final a un Sónar, el número 24. Su sola presencia, sube los ánimos hasta del más escéptico y su imagen radical de chaleco negro, tatuajes, gafas de pasta gruesa y su corto pelo recién blanqueado, contrastan con la dulzura y el sentido del humor de una Madonna negra, mucho más maternal, que incluso la blanca.

The Black Madonna ha decidido salir de su escondite oscuro de Chicago, para hacer mejor a la música electrónica de baile. Radical y agitadora ha encontrando el punto de equilibrio perfecto entre el techno y la discoteca y en poco tiempo se ha convertido en el engrase que necesitaba la música electrónica actual, para ser mucho más sensual y emocional. Ha dejado temporalmente su residencia en el mítico Smart Bar de Chicago, para recorrer el mundo y dar un golpe de efecto a la escena internacional, normalmente dominada por chicos a quienes les ha pedido que se lleven la mano al corazón, antes de ponerse tras los platos. Ella, excitable y seductora, con su sonrisa eterna, sube tranquilamente al escenario sónarPub, donde la esperan cerca de 6 mil personas, en pocos minutos la recta final del Sónar 2017 se definirá con una palabra; Dancing Las energías diezmadas tras tres días de fiesta por todo lo alto, se ven de repente recargadas a tope. The Black Madonna es capaz de levantar una pista de baile y llevarla al estado de euforia total.
Barcelona, junio de 2017